Archivo diario: 26 de julio de 2014

No ahorrar en depuradoras

Las aguas sucias nunca traen nada bueno. No hay duda de que los vertidos de residuos urbanos son un peligro para la salud y una amenaza para el medio ambiente. Pueden provocar fangos contaminados, agotamiento del oxígeno en la masa líquida y un crecimiento descontrolado de algas, además de propagar enfermedades como el cólera o la disentería. Para minimizar cualquiera de estos efectos, la Unión Europea obligaba a los países miembros a instalar antes de 2000 sistemas de tratamiento y limpieza de sus aguas. Pero España no ha cumplido con los compromisos que le marcaba la directiva comunitaria y sobre su cabeza tiene varios procedimientos sancionadores. En 2011 el Tribunal de Luxemburgo ya dio un aviso importante: condenó a España porque 38 grandes ciudades no depuraban correctamente. Y hace apenas dos años todavía 900 pueblos de más de 2.000 habitantes incumplían la normativa.

Mientras planea la sombra de multas millonarias sobre las arcas públicas, los ciudadanos de un buen número de localidades tienen que soportar olores pestilentes, especialmente en los meses en los que aprieta el calor. Y en algunas zonas marítimas no son extrañas en la costa espesas estelas de espuma.

El problema es que muchas de las plantas depuradoras que debían limpiar los vertidos urbanos están a medio construir, otras ya acabadas se encuentran paralizadas y algunas que se frenaron por falta de financiación han sido saqueadas. Los recortes presupuestarios tienen mucho que ver con esta situación, pero también la dejadez de las Administraciones (autónoma y local especialmente), que aún no parecen haberse dado cuenta del tufillo (no solo político) que supone dar la espalda a las inversiones verdes.

Por sus peculiaridades demográficas, España se ve obligada a construir miles de estaciones de tratamiento de agua. Pero para eso cuenta con la ayuda de la Unión Europea. El Gobierno ha pedido fondos comunitarios para construir en seis años alrededor de 400 plantas depuradoras. De los 1.100 millones de euros de inversión, reclama 700 a Bruselas. Con esta lluvia de dinero, seguro que en España olerá mejor.