Frente a este grave problema las únicas respuestas que la mayoría de gobiernos nos presentan son equivocadas o insuficientes. En pro a una supuesta mejora de la eficiencia, una ola de privatización del agua recorre todos los países, buscando convertirla en una mercancía lucrativa y acabar con los sistemas públicos locales o comunitarios de gestión y preservación del agua. En nuestro país, denunciamos que esto ya está sucediendo en las zonas urbanas. Privatizar y mercantilizar el agua es dejar la vida de todo hombre, mujer o niño en manos de unas pocas corporaciones.
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